Para Antonia y Miguel Hueta Vivo de Villanueva. Este artículo se publicó en el Diario Jaén el día 6 de agosto de 2016.
Circunstancias de la vida nos han sorprendido con la muerte de Antonia Hueta Vivo y su hermano, Miguel Hueta, fallecida ella en Jaén y él en Madrid el mismo día, y el mismo día fueron enterrados en Villanueva del Arzobispo. Mi respeto y amistad hacia ellos siempre fue acompañado de un gran cariño. Antonia trabajó muchos años en la emisora local Radio Juventud de Villanueva del Arzobispo, cuya historia ha escrito de forma brillante José Antonio Yeste. Miguel lo fue todo en nuestro pueblo y fuera de él, durante toda su vida fue el legal representante de todos los villanovenses allá donde estuviera y su despacho y pluma siempre estaban al servicio de la cultura y la historia de su pueblo que es el mío.
Cuando se piensa un poco en las circunstancias de la muerte no deja de sorprender que dos hermanos, lejos el uno del otro, mueran y se entierren el mismo día. Fueron parte de la historia de Villanueva del Arzobispo y su insuperable entrega por las cosas de aquel lugar donde nacieron y hoy vuelven a descansar definitivamente en la tierra de sus raíces. Me podría perder en los caminos de infancia y recordar la voz de todos los días de “Antoñita Hueta” en su radio juventud con su programación a tope en los años sesenta. Igualmente su hermano Miguel también muerto en el mismo día, cuando en su juventud ejercía como jefe de recursos humanos de Santana en Linares o cuando presentaba el certamen literario de la fiesta del aceite en el año 1961.
Desde aquel tiempo ambos hermanos fueron para nosotros, los hortelanos de la Cañada de la Fuensanta, nuestros ídolos y de los que siempre quisimos estar cerca no solo por la influencia de presumir de ellos, sino por la cercanía que siempre tuvieron con toda nuestra familia. Hoy, al ver la coincidencia de que ambos hayan muerto en el mismo día, me invade la duda en esa expresión de Gustavo Adolfo Bécquer al repetir ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos! Yo también pienso en el silencio opaco del misterio infinito, el porqué de la vida y el final de la muerte donde se conjuga el sentimiento ajeno como propio, donde se siente la soledad del amigo ausente reflejada en los recodos de la infancia, donde hoy es siempre y ayer fue una página del libro viejo de la vida.
Para mi familia, Hueta siempre estará en mi recuerdo y cambiando una vocal de su segundo apellido (vivo) yo tendré vivos en mi recuerdo a estos dos hermanos que a fuerza de estar cerca acordaron marcharse el mismo día y en una mañana y tarde de sol regresar de su romería por la vida al lugar plácido y silencioso donde ya descansan en paz definitivamente.
Manuel Medina González
Socio Fundador de Medina Cuadros Abogados
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