Manuel y Antonio Medina, dos generaciones de letrados que convierten Medina Cuadros Abogados en una realidad empresarial viable
“Parece lógico que si trabajas tres veces más que tu competencia te irá mejor.” Ese ha sido el lema de Manuel Medina a lo largo de su prolífica vida. Abogado de banca; primero, luego responsable de su bufete, actividad que compagina con la de escritor, donde su última obra “Próxima estación: Cataluña”, ya va por la tercera edición, Manuel encontró en el apoyo de su mujer y cinco hijos el soporte vital para impulsar Medina Cuadros Abogados. Hoy, la firma está plenamente consolidada al haberse centrado, sobre todo, en las reclamaciones de cantidad y en el derecho mercantil, vertebrada a través de nueve oficinas en el territorio español y otra en Latinoamérica:”es evidente que en un momento de crisis como el actual es evidente que el cliente aprieta mucho en cuestión de honorarios, aquellas tarifas de hace años que el cliente pagaba, ahora se ha convertido en muchos casos en presupuestos cerrados muy detallados.” explica Antonio Medina, su socio director.
Esta conversación se desarrolla en el despacho de Madrid. Frente a este periodista, Manuel Medina González, fundador junto con su mujer, Amelia Cuadros, de Medina Cuadros Abogados. A su lado, el otro interlocutor, Antonio Medina, socio director del bufete. En definitiva, dos estilos diferentes; dos formas de ver la abogacía ante un mismo proyecto común en el que también participan los otros cuatro hermanos: José Manuel Medina Cuadros – Director área prejudicial (MC Gestión y Recobro) Amelia Medina Cuadros – Abogada – Administradora Concursal. Elena Medina Cuadros – Procuradora – (Directora de MC Procuradores) y Francisco Medina Cuadros – Controller Financiero (supervisa la gestión económica), socios del bufete: “Pretendemos solventar el problema que nos da el cliente; tanto a nivel extraprocesal, procesal si hiciera falta y con la ayuda de nuestros procuradores. “, aclara Manuel Medina. Y es que junto con el bufete hay otras dos sociedades Medina Cuadros Gestión de Cobro; y MC Procuradores que ayudan a dar ese servicio integral en este campo tan específico del derecho.
Manuel Medina González es un prestigioso abogado nacido el 26 de agosto de 1944 en Villanueva del Arzobispo (Jaén). Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada (1973/1978), está casado con Amelia Cuadros Espinosa y es padre de cinco hijos (dos mujeres y tres hombres).
Previo paso por la Policía Nacional, inició su trayectoria profesional en 1969 en el Banco Central, donde fue nombrado en 1984 Jefe Territorial de Andalucía de Asuntos Dificultosos, siendo el responsable de toda el área prejudicial del citado Banco, y ejerciendo, posteriormente en 1987, como Letrado de Demarcación de Andalucía Oriental para las provincias de Málaga, Almería, Jaén y Granada.
En 1992, tras la fusión entre el Banco Central y el Central Hispano, desempeña su labor como Jefe de los Servicios Jurídicos de Andalucía Oriental para el nuevo banco. Tres años más tarde, en 1999, después de una nueva fusión con el actual Banco Santander es nombrado Letrado de Zona en Madrid, Granada y Jaén, y Asesor del Consejo de dicho banco, cargos que ostenta en la actualidad.
Debido al auge de su despacho profesional, en 1994 se instala definitivamente en Madrid y en 1996 solicita la excedencia del Banco Central Hispano para poder ocuparse plenamente de la empresa.
Manuel Medina, además de abogado y defensor de la familia y la amistad sobre todas las cosas, es un prolífero escritor. Entre sus publicaciones destacan: “Campo olvidado” (1977), “Amelia” (1986), “Juan Carlos I: Un rey para la humanidad” (1988), “Guía práctica del aceite de oliva” (2000), “Prejubilación ¿premio o pesadilla?” (2001), “Las cuatro estaciones de la vida” (2004) y “Conducir en España y no morir en el intento” (2005). Con Plaza & Janés, su actual editorial, ha publicado la autobiografía “La conquista de la vida” (2005), “Los misterios de la noche de San Juan” (2007), “El éxito de la humildad” (2008), y recientemente “Próxima estación, Cataluña” (2011), en cuyas presentaciones logró reunir a más de mil personas incluidas las primeras instancias del sector judicial español.
Por su parte, Antonio Medina Cuadros nació en Jaén en 1976. Casado y padre de tres hijos, es Licenciado en Derecho (Universidad Pontificia Comillas, ICADE, 1999) y Administración y Dirección de Empresas (Universidad Pontificia Comillas, ICADE, 2000). Máster Derecho y Empresa – ESADE 2007.
Aunque su carrera profesional se inició como auditor, muy pronto se centró en la abogacía. Después de una etapa como Gerente de la Secretaría General de Telefónica Internacional, S.A.U. (2002-2007), se incorporó al despacho familiar del que actualmente es Socio Director.
A pesar de su juventud, acumula ya más de doce años de ejercicio profesional. Gestiona un despacho con más de doscientos cincuenta trabajadores que dan soporte a las tres líneas de negocio de la compañía: Abogados, Procuradores y Gestión y Recobro.
El despacho Medina Cuadros tiene su origen en 1978, pero no sería hasta 1986 cuando adoptase su actual configuración con la incorporación a la compañía de Amelia Cuadros y posteriormente de todos sus hijos. Desde su inicio, la firma ha trabajado para cientos de reconocidas empresas y particulares del país, destacando importantes compañías como Telefónica, Banco Santander, ING, la Caixa, El Corte Inglés, Endesa, BBVA, DuProCom, Atento o Metrovacesa entre otras.
Como despacho presenta tres áreas claramente diferenciadas (Abogados, Procuradores y Gestión y Recobro) y cuenta con sedes en nueve ciudades de España: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Jaén, Granada, Santiago, Oviedo y Lanzarote. Sus extensiones a América Latina le ha llevado a contar con oficina propia en México DF y hace unos años en Sao Paulo (Brasil) donde gestionó el área prejudicial por encargo de Telefónica.
Esta entrevista se desarrolla en la oficina madrileña del despacho en la calle de Hermanos Bécquer. Gracias a David Jiménez, su responsable de comunicacion, que inmortaliza la entrevista con diversas fotos, algunas de ellas publicadas en la misma, podemos ajustar la agenda de ambos letrados y charlar con ellos de la expansión de la firma y de cómo el sector legal se adapta a este entorno de crisis
Sr Medina, don Manuel ¿Qué cambios más significativos le llaman la atención de la abogacía actual respecto a la que usted conoció?
En treinta años han cambiado muchas cosas. La verdad es que aunque se diga que la justicia es siempre lo mismo, ahora se disponen de medios que antes no teníamos.
Vivimos además un entorno diferente, los jueces de antes hablaban desde sus sentencias, hoy la sociedad mediática que vivimos les hace a algunos protagonistas involuntarios de ciertos procesos. Han perdido ese anonimato que les caracterizaba.
Nuestra firma creo que ha sabido adaptarse a estos nuevos escenarios que han ido surgiendo de forma progresiva. Aprovechando mi experiencia como letrado en el sector bancario empezamos a trabajar los juicios de faltas para luego ir llevando otro tipo de asuntos relacionados con la actividad bancaria.
El salto cualitativo lo damos cuando la firma se acomoda en Madrid. Junto con la actividad bancaria ya empezamos a introducirnos en otro tipo de asuntos. En los últimos años se acomete nuestra expansión nacional para dar respuesta a las necesidades de nuestros clientes; así se impulsan nuestras nueve oficinas repartidas por el territorio español. Además nuestra oficina de Méjico es el paso para controlar todo Iberoamérica.
¿Y esa expansión nacional, Antonio Medina, como se ha puesto en marcha?
La transformación desde que mis padres empezaran con el despacho en Jaén ha sido progresiva. El esfuerzo ha sido importante y sé que le dedicaban todas las horas del día para que pudiera crecer.
Este crecimiento hizo que se introdujeran profesionales que les descargasen de la gestión del despacho. Asi se hace tras la apertura del despacho en Madrid (1994) y Barcelona (2001). Ese ha sido el trabajo de la siguiente generación Medina; en mi caso ha sido de gran ayuda mi formación empresarial en otras multinacionales para ayudar a la gestión de un despacho que ha seguido creciendo con el paso del tiempo.
Es evidente que Medina Cuadros es un ejemplo de estudio de cómo una empresa familiar se transforma en una empresa mayor sin apenas traumas…
Manuel Medina: Todo tiene que ver con el esfuerzo y la dedicación que ha sido muy importante en estos últimos años. Creo que trabajamos bien y procuramos hacerlo en silencio si dar mucha publicidad a lo que hacemos.
En este sentido no puedo dejar de mencionar a mi mujer, muy cercana al negocio en los últimos quince años; mientras yo trabajaba en Madrid o viajaba por cuestiones de negocio, ella se ocupaba de la parte de Andalucía. Luego mis hijos han cogido el relevo y siguen nuestra estela como directivos en el propio bufete. Creo que hemos logrado la integración familiar sin excesivos traumas en el mismo proyecto que es nuestro despacho.
Más que ser letrados de costas, preferimos serlo de sentencia ganadas. Creo que la dignidad del profesional está por encima de cualquier precio y si se pierden las costas y se gana el asunto, pues lo vemos lógico.
Antonio Medina: Pese a nuestro tamaño, ya considerable, no hemos perdido el espíritu de las empresas familiares. Los socios somos únicamente de la familia. Es cierto que en nuestro país está siempre la idea que la empresa familiar, por el hecho de de que coexistan padre e hijos puede estar mal gestionada.
Craso error. En nuestro país hay empresas familiares muy destacadas que, al igual que nosotros, han logrado trabajar en la sucesión y pervivencia del negocio. En nuestro caso, los cinco hijos empujamos el negocio porque tenemos la formación y la ilusión adecuada para hacerlo.
De todas formas, respondiendo a su pregunta, si diferencias bien la gestión familiar de la profesional tienes mucho ganado en un negocio de estas características. Se trata de organizar bien la parcela de responsabilidad de cada uno, acorde con los conocimientos y formación de cada uno.
En un sector como el legal, con tantos cambios, fusiones y movimientos, este modelo Medina Cuadros va a seguir igual a medio plazo…
A.M: En principio queremos mantener lo que está funcionando. Caso de hablar de incorporaciones a la firma o fusiones, tendría que ver con otros bufetes que pudieran incorporarse a nuestro despacho, pero no a la inversa.
M.M: No nos ha ido mal con este modelo de trabajo. Disfrutamos con lo que hacemos y es una manera que la propia familia esté más tiempo junta. Seguiremos creciendo, sin prisas, para seguir ofreciendo el mejor servicio con los mejores profesionales a nuestros propios clientes.
Respecto a nuestro crecimiento, confieso que hace ya muchos años estuvimos en tratos con el despacho de José Maria Stampa Braun, una de las personas que me ayudó mucho en mis primeros pasos en Madrid, pero al final el tema no cuajó. Eso no quitó para que colaborásemos en muchos proyectos e iniciativa de forma conjunta.
Vivimos tiempos duros, de crisis. ¿Cómo está afectando al sector legal esta coyuntura?
M.M: Son momentos complejos. Parece que el abogado que hemos conocido de toda la vida, con placa en la puerta es quien peor lo está pasando. Por su parte, el despacho mediano, menor a cien abogados. como unión de profesionales y más recursos, aguanta mejor estos momentos. En este contexto el bufete más grande parece que le cuesta más afrontar la crisis por la estructura que tiene.
En nuestro caso, al estar muy vinculado al mundo de la banca, al final logramos especializar el despacho en temas de recuperaciones de cantidad. Bancos, entidades financieras y cajas de ahorros, son parte de nuestros clientes. Eso ha hecho que Medina Cuadros Abogados ha sido muy mercantil pero tirando a civil por esta circunstancia que le apunto. En nuestras empresas hacemos lo mismo, Medina Cuadros Gestión y Recobros se ocupa de ello, de forma independiente del despacho. En nuestro caso, el trabajo no falta aunque quizás los márgenes se hayan reducido algo.
A.M: Una crisis de esta magnitud también afecta, no nos cabe la menor duda, al propio sector legal. Es evidente que los grandes negocios del sector han procedido de las grandes operaciones financieras, actividades ahora muy paradas, salvo contadas excepciones.
Respecto al resto de actividades, es evidente que el cliente aprieta mucho en cuestión de honorarios, aquellas tarifas de hace años que el cliente pagaba, ahora se ha convertido en muchos casos en presupuestos cerrados muy detallados.
Ahora los clientes buscan un servicio de calidad y de mucha especialización, en algunas situaciones y sobre todo que puedas llevar gran volumen de asuntos. En nuestro caso, la expansión nacional, con nueva oficinas propias, ayuda a poder gestionar los asuntos a cualquier empresa en cualquier lugar de España. Los clientes prefieren reducir el número interlocutores de cara a solventar estos asuntos
En una coyuntura como la actual, ¿Es un buen momento para montar un despacho de abogados?
M.M: Todo depende de cómo enfoques tu actividad. En el caso nuestro, recuerdo que en la anterior crisis, la de 1992, fue cuando empezamos a crecer de forma importante. Llegábamos de Jaén a Madrid y encontramos un hueco como firma especializada. Tambien en Andalucía crecimos de forma notable. Los bancos tenían problemas crecía la morosidad y había que ayudarles en la recuperación de sus cobros.
En un momento como el actual donde la tasa de morosidad se ha disparado de forma notable, eso ha hecho que el trabajo de nuestros letrados y procuradores también se incremente de la misma manera. Montar un despacho siempre se puede hacer si tienes muy claro lo que quieres hacer.
Hoy hay mucho trabajo en los temas de recuperación de cobros bancarios, conflictividad laboral o concursal. Frente a ello es evidente que las controversias personales han disminuido, uno se plantea muy mucho ir al juzgado en las condiciones que se vive.
Sobre el nuevo Ministro, Ruiz-Gallardon, ¿Qué impresión tienen y que opinan de las reformas que va a poner en marcha?
M.M: Admiro mucho a Alberto Ruiz-Gallardón. Nadie pone en duda su capacidad de trabajo y su forma de resolver los problemas.
En su ánimo está, de alguna forma revolucionar la justicia. Bueno, tanto como revolucionar, quiero decir, moverla de tal forma. Hay que pensar que esas reformas que ya ha presentado no son sencillas de ejecutar. En su ánimo está que se puedan implantar sin beneficiar de forma clara o perjudicar notoriamente a nadie.
Recuerdo aquella idea que lanzó en la toma de posesión del hoy secretario de estado de Justicia, Fernando Román, cuando Ruiz-Gallardón avanzo su deseo que la justicia trabajase también el mes de agosto.
Le soy sincero, en los tiempos que vivimos donde hay que trabajar el doble para ganar la mitad que antes, no me parece descabellado ir implantando esta medida en la manera que sea posible. Nosotros no cerramos nunca el despacho. Es una época del año que utilizamos para poner al dia muchos temas.
A.M: Más que destacar una medida concreta, lo que si se nota es un cambio de talante, propiciado por la propia personalidad del actual Ministro. Todo el mundo confía en su gran capacidad de gestor, avalada por los resultados tanto en la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid, para que pueda regenerar nuestra justicia.
Es evidente que tiene una visión empresarial del Ministerio. Ha localizado bien los problemas de nuestro sistema jurídico y ahora será el momento de forma progresiva de buscar esas soluciones que hacen falta para que sea el servicio público que todos queremos. Ruiz-Gallardón es consciente que nuestro sector es reacio a los grandes cambios, por ello esperamos que los cambios sean progresivos.