Los datos publicados por la Sección Estadística del Consejo General del Poder Judicial no dejan margen para la duda: el año 2014 registró el máximo repunte de los últimos cinco años. El número de demandas de disolución matrimonial – divorcio, separación y nulidad- interpuestas ante los Tribunales españoles ascendió a 133.441, lo que supone un incremento del 6,9 % frente a las registradas el año anterior.
La crisis económica supuso una caída significativa en el número de rupturas matrimoniales a partir de 2008, primer año de la crisis; sin embargo, a tenor de los últimos datos estadísticos comprobamos que de nuevo, el ascenso de las rupturas matrimoniales está resultando vertiginoso. Además de la incipiente recuperación económica del país, existe un factor clave que desde mi punto de vista, podría justificar este ascenso y es el giro jurisprudencial a favor de la guarda y custodia compartida, de los últimos dos años. Durante el año 2013, último dato del que dispone el Instituto Nacional de Estadística, el 17,9 % de las guardas y custodias acordadas fueron compartidas, lo que supone un incremento de tres puntos con respecto al año 2012. Y tan solo cinco años atrás, el porcentaje de guardas y custodias compartidas no alcanzaba el 9,8 %.
España actualmente representa uno de los porcentajes de divorcios más altos del mundo, el 61% de las uniones finaliza en ruptura matrimonial. Solo nos supera Bélgica (70%), Portugal (68%), Hungría (67%) y la República Checa (66%). Al otro extremo, destaca Chile (3%) como el país con la menor tasa de divorcios del mundo, seguido de Vietnam (4%) y Guatemala (5%)
Otro dato a tener en cuenta es el fuerte descenso en el número de uniones matrimoniales. Los matrimonios registrados en 2014 se reducen en un 8% con respecto al año anterior. A tenor que, a tenor de la estadística del Poder Judicial, de cada tres parejas, dos son uniones no matrimoniales. Además, el propio auge de las rupturas ha influido decisivamente en el aumento de las parejas de hecho, porque muchas parejas que rehacen su vida después de divorciarse deciden mantener en lo sucesivo una relación no matrimonial.
Ana Blas
Abogado especialista en Derecho de Familia